jueves, 13 de noviembre de 2014

ODIO EL INGLÉS

http://www.elmundotoday.com/2014/02/cientificos-de-la-universidad-de-cambridge-confirman-que-los-espanoles-no-pueden-aprender-ingles/






      No sé cómo más lo puedo decir: no tiene ningún sentido intentar enseñar un idioma a niños que no tienen la menor intención de aprenderlo. Es agotador estar cada día presentando los mismos temas y ejercicios, año tras año, sin que esos conocimientos hagan mella en los alumnos.
     Toda la industria de la enseñanza del inglés parece estar pensada para que se aprenda algo pero no mucho, para tener enganchados durante décadas a los españoles al aprendizaje del inglés, con el consiguiente gasto en academias, libros y demás materiales adicionales.
Por mucho que se diga, ni siquiera el acercamiento temprano tiene el menor efecto cuando no hay un entorno de interés por el idioma. Además, la estúpida comparación con otros países, principalmente del norte de Europa, no tiene en cuenta que esos países comparten unas raíces lingüísticas al ser lenguas germánicas. ¡Faltaría más que los alemanes, los suecos y los alemanes u holandeses no tuviesen facilidad para asimilarlo! A los españoles tampoco nos cuesta mucho entender el italiano, y los catalanes encuentran un montón de similitudes con el francés, pues no en vano tuvieron una época en la que ambas lenguas estaban más que "en contacto". ¡Si eran el mismo idioma!
   Pero no hay nada que hacer, el provincialismo de nuestros gobernantes, con complejo de monolingües porque en sus tiempo el don de lenguas era propio de niños ricos, ahora quieren que el español medio adopte una lengua cuya cultura no tiene nada que ver con la suya si no es la imposición imperialista de la sociedad de consumo llegada de Estados Unidos.
      Y aquí nos tenemos, escuchando voces engoladas que crean situaciones repetidas una y mil veces pero planas, sin un contexto real para poder hallar un punto de referencia, como sí sucede con el francés o el italiano, por no hablar del sueco (la lengua que he estado estudiando en los últimos tres años).
Enseñar inglés es para mí una tortura de primer calibre y estoy cada día de mal humor por la escasa efectividad de las clases. Los alumnos no son capaces de generar frases por sí solos, como mucho pueden copiar un modelo y hacer una variación de una o dos palabras, con la esperanza de que mediante la repetición se llegue a asimilar alguna estructura.
      Acaba de empezar el curso y ya estoy harta de todo. Con uno de los cursos, el de tercero, ya he decidido que no me voy a quemar intentando que estudien para un examen. Con la ley del mínimo esfuerzo, lo único que puedo conseguir es que dos o tres se miren la lección pero sin que eso comporte que estudien y sepan resolver los exámenes, que ya están pensados según tres niveles de dificultad indicados por estrellas, siendo la una la de adaptación para el inútil de la clase, y la de tres estrellas para quienes tienen un nivel correcto, casi siempre resultado de su asistencia a clases en una academia en horario extraescolar.
      Y no se trata de que las clases se impartan o no en la lengua extranjera si no hay interés en aprender o los contenidos son solo superficiales o no hay un contacto directo y real con la lengua, que no sea el socorrido viaje a Londres, una ciudad excesivamente grande como para que los chavales tengan la ocasión de hablar con los habitantes en situaciones cotidianas, máxime si se tiene en cuenta que los servicios orientados a los turistas, mal pagados, los gestionan y llevan personas de países no británicos cuyo conocimiento del inglés es básico.
    Ojalá haya alguien con cierto nivel de inteligencia y sin complejos de niño pobre para analizar estas cifras de fracaso escolar constante y se atreva a rectificar esta imposición que tanto ha empobrecido a los españoles y tanto ha enriquecido a la industria editorial y turística de los países anglosajones.