jueves, 30 de agosto de 2012

OCURRENCIAS DE UNA FASCISTA SIMPÁTICA

"Aguirre quiere que los profesores vigilen a los niños en horario de comida para no cobrar por el 'tupper'"  (The Huffington Post, 27/8/2012)

Licenciada polivalente adaptada a los nuevos tiempos

Si no fuera porque la presidenta de la Comunidad de Madrid "nunca da una puntada sin hilo" (expresión figurada del rico acerbo de la lengua castellana), los lectores de esta noticia podrían pensar que la excelentísima señora ha encontrado la piedra filosofal del ahorro. Siendo un personaje característico de lo más detestable que ha generado el posfranquismo, esto es el "fascista simpático" que no se cansa de generar propuestas demagógicas a cual más populista, sus ideas y proclamas no consiguen ocultar su desdén y menosprecio hacia los trabajadores, hacia todas aquellas personas que se ganan el jornal con esfuerzo (y muchas veces con años de formación y experiencia) y consiguen que cada uno de nosotros podamos llevar a cabo nuestras tareas cotidianas de acuerdo a lo que se espera de nosotros. Si el país no se detiene es porque el 99% cumplimos con nuestras obligaciones, comprometidos y solidarios aun sin saberlo con el resto de nuestros conciudadanos. Mientras, los privilegiados del 1% siguen haciendo gala de su caprichosa voluntad a la hora de asumir la responsabilidad que se les asignó con el voto, cuando no se revelan corruptos y carentes de empatía por las dificultades materiales que ellos mismos han infligido a muchos españoles.

En lugar de pensar en el bien común, se jactan de su condición privilegiada y esgrimen una visión darwinista de la vida, como si su lugar en la sociedad fuera el resultado de un esfuerzo recompensado y no, como cualquiera puede descubrir leyendo sus biografías, una derivación de una inteligencia social programada desde la cuna para elevarse sobre los demás a base de componendas y golpes bajos.

Considerar que un profesor, es decir, un licenciado con una especialidad y unos cursos de formación en didáctica y pedagogía, está obligado a hacer de monitor de comedor para que la comunidad autónoma de turno se ahorre unos euros del contrato de cátering no es una manifestación de ignorancia sino de maldad, una acitud despectiva que persigue laminar la dignidad consustancial  a la tarea docente, una tarea que se ha ido degradando desde muchos frentes y que casi nunca ha contado con el apoyo de las instituciones educativas, sobre todo cuando éstas han caído en manos de la derecha, que no puede entender el binomio "educación pública = educación de calidad".

Son muchos los sociólogos, politólogos y filósofos que alertan de la peligrosa situación en la que nos encontramos, y que no concierne únicamente a los servicios públicos, sino al conjunto de derechos y deberes duramente conquistados tras años, décadas y siglos de sacrificios de las anteriores generaciones. No puede ser que la conmoción, la incredulidad o el estupor nos hagan dudar acerca de la necesaria movilización. No nos estamos jugando el futuro de las próximas generaciones sino nuestro presente.
NOSOTROS SOMOS MÁS, PERO ELLOS TIENEN EL PODER