martes, 20 de agosto de 2013

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA


Plaza del Reloj: Por pequeño que seas, siempre puedes echar una mano

Plaza del Reloj: Madre e hija formando equipo

C/Verdi: Tres generaciones unidas en un mismo esfuerzo

C/ Progrès: Trabajo en cadena: todas tienen una función

C/Ciudad Real: No importa el origen cuando uno se siente parte de algo colectivo

C/ Llibertat: Aprendiendo de los mayores















La denostada Ley Wert ha suprimido la asignatura Educación para la Ciudadanía porque, desde que la instauró la anterior Ley de Educación propuesta por el gobierno socialista de Zapatero, la consideraron una simple herramienta de adoctrinamiento en la que se hablarían de temas que los actuales adolescentes no deberían ni oír nombrar, no fuera a ser que salieran del instituto sabiendo debatir y defendiendo sus propias ideas.
¡Qué poco sabía el ministro de Educación y los miembros de su partido que Educación para la Ciudadanía se había convertido en la mayoría de institutos en una "maría" que se asignaba a profesores faltos de horas en sus respectivas especialidades! No es de extrañar que para hablar de temas de gran calado, como el racismo, la intolerancia, la violencia adolescente, el cambio climático, la clonación, la presión publicitaria, etc. invariablemente se recurriera a películas norteamericanas que se comían la mayoría de horas y que el debate consistía en cumplimentar un cuestionario con inclusión de una casilla para añadir, a voluntad, comentarios personales.
La educación para ser ciudadano, consciente de sus derechos y obligaciones, no puede resumirse en una materia escolar, es un aprendizaje que se da en todos los ámbitos de la vida de la persona y que consiste, básicamente, en hacerse a sí mismo a partir de modelos que la propia comunidad considera ejemplares y dignos de ser transmitidos y conservados.
La obligación de agrupar a los alumnos en un aula en función de su edad, una decisión absurda que nunca ha sido contestada, dificulta, en mi opinión, el aprendizaje por imitación, ya que se presupone que todos los estudiantes tienen el mismo nivel de conocimientos y de ignorancia. 
El famoso pedagogo ruso Lev Vigotsky (http://es.wikipedia.org/wiki/Lev_Vygotski) propugnó, ya a principios del siglo XX (!!) que los niños se agruparan en un aula sin importar la edad de cada uno ya que se suponía que los pequeños podrían aprender de la competencia de los mayores (zona de desarrollo próximo) para alcanzar su potencial (nivel de desarrollo real).
En estas fotos de las tradicionales fiestas del barrio de Gràcia (Barcelona) (http://www.festamajordegracia.cat/) se capta que este aprendizaje es una vivencia real que el niño no percibe como obligación sino que, por el contrario, se siente tan importante y necesario como el adulto, realizando una función acorde a su capacidad y fuerzas. Sin esta participación intergeneracional no es posible que una tradición centenaria como ésta se mantenga.